A través del tiempo y de las civilizaciones más antiguas, el papel del anciano en la sociedad ha sido de vital importancia.
En nuestra etapa de la vejez se produce en nuestro organismo un descenso de determinadas funciones fisiológicas y un deterioro gradual del sistema inmunitario a lo que se le denomina INMUNOSENESCENCIA, que se caracteriza por la pérdida de linfocitos y un declive de su actividad.
Existen numerosas evidencias de que el envejecimiento produce una desregulación de la respuesta inmune perdiéndose la capacidad para metabolizar y retener de forma óptima los nutrientes y por ello nos vemos proclives a las enfermedades y padecimientos degenerativos, requiriendo así de múltiples medicamentos que nos producen una mejoría transitoria pero al tiempo también importantes efectos secundarios no deseados.
La inflamación es una de las afecciones que más se asocian a la tercera edad, principalmente la intestinal, ya que es un proceso sistémico que causa:
- Transito intestinal lento que produce estreñimiento.
- Dificultad para absorber los nutrientes (desnutrición)
- Deterioro de la microbiota intestinal.
- Dolor que inhibe el apetito.
- Constantes infecciones.
La propia dificultad en el funcionamiento en la respuesta inmune ocasiona en la persona de tercera edad un agotamiento de las reservas nutricionales y ello conduce en consecuencia a desarrollar diferentes enfermedades como la obesidad, síndrome metabólico, diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
Durante el proceso del envejecimiento, desaparecen del intestino nuestra microbiota abriendo paso a numeroso grupos de bacterias patógenas que dan lugar a una DISBIOSIS.
En esta etapa, existen varios factores que originan la modificación de su microbiota produciendo desordenes digestivos y/o sistémicos.
- Problemas de masticación y deglución.
- Perdida del gusto y olfato.
- Enfermedad y consumo de medicación (antiinflamatorios, antibióticos…)
- Infecciones orales.
- Factores emocionales. (Soledad, miedo…)
Existen evidencias, y así se ha demostrado en numerosos estudios clínicos que la administración de microrganismos probióticos ejercen un efecto estimulador del sistema inmune y puede ejercer un efecto directo sobre la inmunidad celular del anciano.
Por ello, nuestra recomendación de una toma al día de Probióticos naturales PROBIMEL (DMG 0017) entre 10 – 20 ml después de la cena, aporta suficientes Bacterias Probióticas para mejorar la calidad de vida de nuestros abuelos.
Probióticos naturales PROBIMEL sin duda alguna, ayuda a la recuperación y mantenimiento de la salud y bienestar de nuestros mayores.
Recuerda que siempre tiene que haber un equilibrio natural en nuestra microbiota. Una buena salud intestinal previene muchas patologías no deseadas. Probióticos naturales Probimel es un producto ideal para la salud digestiva de todos los diferentes colectivos; niños, personas adultas y ancianos o personas de la tercera edad.