sindrome metabolico

Estudio síndrome metabólico

Actualmente la OMS calcula en más de 2.500 millones de adultos en la Tierra con sobrepeso, de los cuales 673 millones son obesos. En menos de 10 años, para 2030, el 40% de la población mundial tendrá sobrepeso y el 20% obesidad.

“El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas han alcanzado proporciones epidémicas durante las últimas cuatro décadas. La obesidad está relacionada con afecciones metabólicas y sistémicas, como la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus tipo 2, el hígado graso no alcohólico, la aterosclerosis y la hipertensión arterial, mediante la producción de balance energético positivo por aumento del aporte calórico de la dieta y disminución del gasto de energía asociado a la baja actividad física, estos eventos, son su principal causa. 

Este fenómeno epidemiológico podría ser el resultado de complejos procesos biológicos, conductuales y ambientales. Las evidencias acumuladas sugieren, no obstante, que la evolución del ser humano durante miles de millones de años de continua interacción e intercambio con el entorno dentro del cual actúa y se desempeña ha moldeado estas fuerzas de forma importante. Entre los factores ambientales, los microbios que colonizan el intestino le han conferido al ser humano numerosas funciones metabólicas y biológicas que no pueden ser llevadas a cabo por las propias células.

 El ser humano es colonizado por billones de microbios, y la mayoría de ellos residen en los intestinos. Este tremendo número de células microbianas equipara el de las células humanas en una razón de 1:1. Además, la microbiota intestinal (MI) alberga un gran número de genes que superan al propio genoma al menos entre 100 y 150 veces. 

El vasto catálogo de genes microbianos codifica las actividades metabólicas específicas, lo que le permite a los microbios adaptarse a su medio ambiente y eventualmente a las fuentes de energía disponibles. 

Por lo tanto, la MI puede ser considerada como un “órgano” masivo capaz de realizar complejas funciones y así producir múltiples tipos de metabolitos. Las bacterias de la MI difieren entre sí por la respuesta al colorante de Gram, la actividad fermentativa, la capacidad de utilizar el oxígeno, la distribución topográfica en el tubo digestivo y la familia de pertenencia (establecida de la composición nucleotídica del genoma bacteriano). 

Se ha progresado rápidamente en el conocimiento de las propiedades de la MI, por lo que en los últimos tres años se han reunido. más de 10 000 publicaciones al respecto. Lo más interesante es que son numerosas las publicaciones que encuentran asociaciones entre la microbiota y las enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes, las hepatopatías, las afecciones autoinmunitarias, la enfermedad inflamatoria intestinal, los trastornos neurodegenerativos y el cáncer. 

Los cambios en el estilo de dieta del sujeto, con una reducción del consumo de fibra dietética y un aumento de la presencia de azúcares y cereales refinados, y grasas saturadas en la dieta regular, pueden provocar modificaciones profundas en la composición bacteriana de la MI, que desembocarían en inflamación, resistencia periférica a la acción de la insulina, deposición incrementada de grasa corporal y visceral, y exceso de peso. 

La comprensión de los mecanismos etiopatogénicos y fisiopatogénicos mediante los cuales la biota intestinal influye en el metabolismo energético puede aportar nuevas estrategias para la prevención y el tratamiento de la obesidad y las comorbilidades acompañantes, incluidas en el síndrome metabólico. A pesar de todo lo mencionado, el papel exacto de la MI en el origen de las enfermedades crónicas sigue siendo objeto de intenso debate.”

(César Ochoa Martínez, Sergio Santana Porbén, Eliud Salvador Aguilar Barrera, Sergio Gustavo Zúñiga Sánchez, 2021)

Desde que tuve la oportunidad de conocer probióticos naturales Probimel (Simbiótico de cepa Lactobacillus) y ante la gran profusión de información de la influencia de los probióticos en la prevención de problemas metabólicos relacionados directamente con los problemas de la microbiota intestinal, consideramos que podría ser un buen complemento para la gran cantidad de pacientes nuestros aquejados de algunas patologías habituales en nuestra consulta como el sobrepeso, la obesidad, prediabetes, resistencia a la insulina, diabetes mellitus, hígado graso no alcohólico, síndrome metabólico entre otros.

 Los estudios actuales avalan que la corrección de estas “ventanas intestinales” puede tener una relación directa con la gran carga metabólica que depende de manera directa de nuestro aparato digestivo. Es más, pudimos tener varias reuniones virtuales y presenciales con una de las mayores eminencias mundiales en este campo, el profesor César Ochoa Martínez con PhD en Investigación de Diabetes y Obesidad en el Instituto Nacional de la Salud, autor entre otros del libro Microbiota intestinal y su implicación en las enfermedades metabólicas y no metabólicas. 

Siguiendo sus indicaciones, comenzamos a evaluar en nuestros pacientes una serie de parámetros añadiendoles a su dieta tratamiento farmacológico habitual y ejercicio físico, una dosis de probióticos naturales Probimel antes del desayuno con las siguientes características:

  • El periodo mínimo de evaluación debería ser de dos meses para que se notaran los efectos reales en la microbiota intestinal.
  • A ciertos pacientes más refractarios a la pérdida de peso, control de las glucosas, adhesión a tratamientos farmacológicos, utilizamos una dosis doble (10mL) antes del desayuno.
  • Sobre un total de 141 pacientes, fuimos evaluando parámetros antropométricos, subjetivos sobre estado de ánimo, calidad de vida, así como algunos parámetros bioquímicos.

Hemos podido observar en el curso de todos estos meses, una mejoría evidente en los pacientes que han cumplido de manera fehaciente el tratamiento. Esta serie de ventajas se componen de mejora en la pérdida de peso, disminución del perímetro de la cintura, disminución de la tensión arterial, reducción del nivel de triglicéridos en sangre, menos episodios de candidiasis vulvovaginales ni balanitis, mejores niveles de los perfiles de glucosa en los pacientes prediabéticos y diabéticos, no observamos ninguna cuantificación en tan poco tiempo, en el diagnóstico por imagen del hígado graso, sin embargo, si mejoría leve en las transaminasas hepáticas de los pacientes tratados.

Estas evaluaciones se han venido realizando en los centros médicos de VillaSalud (Villanueva del Pardillo), Clínica Abla (Madrid y San Fernando de Henares). Hemos podido contar con la colaboración de los alumnos de Nutrición dietética y humana de la Universidad Europea de Madrid, así como con los profesionales que forman parte de mi equipo médico (Dr. Lezcano, Dra. Lucas, etc.).

Con la problemática con la que iniciábamos estas líneas y ante la gravedad de los problemas generados por estas patologías consideramos obligatorio iniciar un estudio reglado con todas las características científicas que puedan contrastar y confirmar estas primeras apreciaciones clínicas.

 

Dr. Rafael Gómez y Blasco

Endocrinología Metabolismo y Nutrición

Junta directiva de la SEEDO, FLASO y FECCOM

Presidente de ASMEHC

Miembro, entre otras, SMO, ACOCIB

Director de Endocrinología Centros Médicos Villasalud, Clínica Abla

 

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